El cuarzo tiene una curiosa propiedad llamada “piezo-electricidad”:
• Si se presionan las dos caras de un cristal de cuarzo, obtendremos entre ellas un voltaje eléctrico.
• Si aplicamos un voltaje eléctrico con la misma polaridad entre ambas caras, el cristal se comprime de la misma forma que si lo hubiésemos presionado físicamente.
• Si alternamos la polaridad, el cristal vibrará (comprimiéndose y expandiéndose) al ritmo de la frecuencia del voltaje aplicado, y si esa frecuencia es similar a la de vibración natural del cristal, entonces entrará en lo que se llama “resonancia”, momento en el cual alcanza su máxima intensidad de vibración.
Por tanto, un cristal de cuarzo es capaz de convertir una fuerza mecánica en una energía eléctrica, y al revés, una energía eléctrica en una fuerza mecánica.
¿Por qué sucede esto? Los materiales piezoeléctricos son cristales naturales o sintéticos que carecen de centro de simetría. Una compresión o un cizallamiento (tensión de corte tangencial) provocan disociación de los centros de gravedad de las cargas eléctricas, tanto positivas como negativas. Como consecuencia, en la masa aparecen dipolos elementales (elementos de corrientes recorridos por una corriente uniforme) y, por influencia, en las superficies enfrentadas surgen cargas de signo opuesto.
Un cristal de cuarzo no vibra solo en un sentido, pues lo hace longitudinalmente, transversalmente, y en modo flexor (curvándose o arqueándose), esto significa que además de resonar en una frecuencia fundamental determinada, también lo hace en múltiples frecuencias armónicas, llamadas también “sobretonos”.
Los cuarzos son utilizados por las empresas electrónicas, componentes eléctricos, lentes ópticos, lásers, osciladores radiotécnicos, sondas submarinas, detectores, así como en la investigación espacial, debido a que conocen la alta precisión de sus capacidades de:
– Transmisión (pasar corriente)
– Conductividad (transmitir la electricidad)
– Recepción (frecuencias electromagnéticas)
– Concentración (reducir o amplificar energía)
– Activación (desplaza o moviliza electrones)
– Condensación (guarda energía o electricidad)